El proyector de video es el dispositivo que es capaz de proyectar una imagen proveniente de una fuente (como puede ser un ordenador) sobre una pantalla o incluso una pared pintada de blanco.
Actualmente, dependiendo de la forma de proyectar la imagen, encontramos dos tipos de proyectores: LCD y DLP. Los proyectores LCD se basan en unas pantallas de cristal líquido (concretamente 3, una para el color rojo, otra para el verde y otra para el azul) a través de la cual pasa la luz generada por la lámpara, formándose así la imagen a proyectar. Los proyectores DLP utilizan como fuente de imagen un chip fabricado por Texas Instruments.
Existen bastantes diferencias entre las 2 tecnologías, siendo quizás la más importante la diferencia de brillo. El brillo de un proyector se mide bajo un estándar conocido como Lumen ANSI que mide la luz blanca. Todos los proyectores ofrecen en su especificación este dato. Si bien, hay que interpretarlo correctamente: mientras que en un proyector LCD ésta sería la medida del brillo en pantalla "real" (el brillo en blanco es el mismo que en cada color), en un proyector DLP, debido a la tecnología que usa para la reproducción del color (una rueda de colores que gira rápidamente delante del chip) el brillo resultante en pantalla para un color cualquiera sería teóricamente la tercera parte (el blanco es la suma de los 3 colores). El resultado es que un proyector DLP tiene menos brillo y colores más pobres. Sin embargo, sí ofrecen normalmente un mayor contraste y una menor retícula.
Atendiento al tipo de fuente de luz, hoy en día nos encontramos en el mercado con proyectores con lámpara de descarga (los de toda la vida) o con lámpara de LED. Éstos últimos tienen la ventaja de que no es necesario cambiar la lámpara en muchas horas de uso (50.000 horas teóricamente) y que no se calientan tanto, y la desventaja de que actualmente, debido a las limitaciones de la tecnología, el brillo conseguido es bastante más bajo.
Recientemente ha aparecido una tecnología híbrida láser/LED que elimina el mercurio de la lámpara y usa una fuente mixta compuesta por diodos láser y LED's. Esta tecnología elimina también el mantenimiento de lámpara (duración aproximada de 20.000 horas) y ha desbancado totalmente a las lámparas de LED.
Otra especificación importante a la hora de elegir un proyector es el contraste. Éste se define como la diferencia entre el negro y el blanco. Para entornos poco iluminados (home cinema) es recomendable el uso del proyector con mayor relación de contraste. Para presentaciones en aulas o con luz ambiente, este dato es menos relevante.
Dependiendo de la iluminación de fondo y del tamaño de pantalla, tendremos que elegir un proyector de un brillo u otro. Si dividimos el brillo entregado por un proyector (en lumenes ansi) por la superficie de la pantalla generada (en metros cuadrados) y multiplicamos por la ganancia de la pantalla (normalmente 1) obtenemos el valor en lux de la luz reflejada por la pantalla. Como norma general, la calidad de imagen óptima se consigue cuando la relación entre ésta y de la pared tras ella es al menos de 5:1. Así pues, en condiciones de iluminación normales en las que la luz de fondo es de unos 80 lux, la pantalla debe reflejar al menos 400 lux. En condiciones de luz ambiente baja (cine) la iluminación de fondo baja hasta aproximadamente 20 lux, por lo que es suficiente que la pantalla refleje alrededor de 100 lux.